Te busco con todo mi corazón
no dejes que me aleje de tus mandatos.
He guardado tu palabra en mi corazón,
no permitas que peque contra tí.
Te alabo, oh Señor, Enséñame tus decretos.
Con mis labios cuento
todas las buenas leyes que vienen de tu boca.
Me regozijo siguiendo tus mandatos,
como uno se alegra con grandes riquezas.
Medito tus preceptos
y considero tus caminos.
Me alegro en tus indicaciones
y nunca negaré tu palabra.
Abre mis ojos, Señor,
que vea las maravillas de tu ley.
0 comentarios:
Publicar un comentario