Propiamente hablando, Ignacio de Loyola no ha tenido una visión de Dios como Trinidad, sino una experiencia interior, una comprensión en profundidad del misterio trinitario, que ha tenido como consecuencia un consuelo y un gozo perdurable. Así lo muestra tanto su Autobiografía¸ como su Diario espiritual, de donde proceden los textos que presento este día, el día de su fiesta, felicitando a todos mis amigos ignacios e iñakis, a todos los jesuitas...