Para los que estamos aquí “infiltrados”, quiero decir, que no pertenecemos a ninguna delegación, la cuestión es aún más compleja. El nombre de “Translator” que nos han puesto a nosotros/as, el equipo de traducción, suena a Terminator, y Manolo, español también, que está en representación del grupo de trabajo en las Naciones Unidas en Ginebra, lo primero que hizo, nada más comenzar su intervención el otro día, fue desvelar a todos/as a qué se refería ese título de “grupo de trabajo de las Naciones Unidas en Ginebra” que aparece en su tarjeta. Lo cual nos ha venido muy bien a todos/as.
Es bonito, sin embargo, el esfuerzo que se ha hecho y se está haciendo por no hablar sólo en tu propia lengua. Muchos/as delegados/as conocen al menos dos de las tres lenguas oficiales que son el inglés, el español y el francés, y ya nos han dicho, que qué bien que en esta Asamblea Mundial, muchos hispanohablantes hablan un poquito de inglés y/o francés y ya no se aíslan. ¿Será mala fama o será verdad?
El trabajo verdaderamente complejo es el de los que están en las cabinas haciendo la traducción directa de las sesiones, porque, hay personas que dependen totalmente de la traducción para entender lo que se dice. A veces, el/la orador/a sigue un documento previo que nos ha pasado. El ExCo suele facilitar mucho la tarea, y siempre lo hace así. Además, hablan despacio y haciendo pausas para que el/la traductora puedan seguirlos bien. Pero, ay, cuando toma la palabra el plenario para hacer preguntas, o en las presentaciones del países, entre los nervios que ellos/as tienen, que estamos en una esquinita del Plenario y no los vemos, que tenemos que cambiar de un lenguaje a otro, los diferentes acentos, etc. la situación tiene emoción, y claro, puedes cometer errores…
El esfuerzo es grande, pero la presencia del Espíritu es mayor, y aunque se han recibido algunas quejas, y hay propuestas (creemos que minoritarias) de contratar traductores profesionales, para revivir la experiencia de Pentecostés, como invitaba Edward Wellington, guía de la Asamblea, a hacer durante los días de ayer y de hoy, no hace falta traducción. ¡O eso creo yo!
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