John se quedó un poco desilusionado, pues dudaba que con su trabajo de pocos ingresos (y bastante inestable) y sin tener dinero ahorrado para una entrada, le fuesen a conceder una hipoteca. Aun así, pensó que “la esperanza es lo último que se pierde”, y se dirigió a una sucursal del CaliforniaBank que había al lado de casa de sus padres para rellenar la solicitud.
Nuestro amigo californiano tuvo una agradable sorpresa cuando, 2 semanas más tarde, le llamaron del banco y le dijeron que le habían concedido la hipoteca. Por el 110% del valor del apartamento (para que tuviese dinero para hacer las reformas pertinentes), con las comisiones
aplazadas durante un año y sin tener que pagar nada durante los 6 primeros meses. El tipo de interés (variable) era algo caro, pero con las buenas perspectivas que tenía de ir consolidándose en su trabajo estaba convencido que podría salir adelante.
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