“¿Una marca, un sello de identidad, un instrumento de tortura, un adorno, un objeto de culto, una disputa, …?
Siro López, Cara y Cruz: “El problema es que los símbolos les sucede lo que a algunas relaciones: la carcoma de la rutina oscurece y destruye todo aquello que no se alimenta. La cruz se ha convertido en estandarte de muchos, cajón de sastre de diferentes familias, ideologías y teologías. Necesitamos seguridad y un símbolo nos lo proporciona… También es verdad que para determinadas personas la cruz, por ser precisamente un objeto de esclavitud y de dolor, ha llegado a convertirse en su propio símbolo de identidad, de libertad y de gozo”.
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