“La Iglesia vive, por encima de todo, las migraciones como una ocasión para vivir la catolicidad, no haciendo parroquias paralelas donde simplemente se coexista, sino buscando el verdadero encuentro”, explica Pilar Samanes Ara, secretaria general de la Comisión Episcopal de Migraciones de la CEE. Esta percepción integradora contrasta con la experiencia que se está produciendo en otros lugares como Gran Bretaña, donde los católicos polacos, por ejemplo, celebran sus propios ritos sin establecer apenas vínculos con los ciudadanos autóctonos.
“En este momento, lo importante es crear auténticas comunidades de fe, donde nadie se sienta extranjero y donde cada cristiano, sea inmigrante o autóctono, aporte su especificidad y se construya la Iglesia de todos, la de Jesús”, completa indicando cómo este reto pastoral “exige caminar desde actitudes de diálogo, empatía, hospitalidad y solidaridad”. Dentro de esta senda se enmarca el documento La Iglesia en España y los inmigrantes, aprobado por la XC Asamblea Plenaria de la CEE, donde la inmigración se contempla como una “oportunidad y una gracia”, a la vez que indica que “nadie puede permanecer ajeno ni indiferente a un fenómeno de tal envergadura”.
Tomado de Vida Nueva. Sigue leyendo...
0 comentarios:
Publicar un comentario