Si conocieras el don de Dios
y lo que es el cielo...
Si pudieras oír el cántico de los ángeles
y verme en medio de ellos...
Si por un instante pudieras
contemplar como yo
la belleza ante la cual
las bellezas palidecen...
Créeme.
Cuando llegue el día que Dios
ha fijado y conoce,
y tu alma venga a este cielo
en el que te ha precedido la mía...
Ese día volverás a verme.
Sentirás que te sigo amando, que te amé,
y encontrarás mi corazón
con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme en transfiguración,
en éxtasis feliz.
Ya no esperando la muerte,
sino avanzando contigo,
te llevaré de la mano por los senderos
nuevos de luz y de vida.
Enjuga tu llanto y no llores si me amas.
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