Sólo quienes pasaron de la puerta y observaron detenidamente, pudieron darse cuenta de qué es lo que había más allá: una comunidad viva, en movimiento, inquieta, comprometida y además, creyente. Un grupo de gente que trata de seguir los pasos de aquel Jesús de hace 2000 años, sin complejos y desde la libertad de quien comprende una llamada a ser uno mismo.
La CVX de Bilbao demostró tener una movilidad continua con un constante vaivén de unas 45 personas aproximadamente, gente que venía de comuniones o que volvía a partidos, que se volvían a trabajar (¡pobres!) o que se venía aunque fuese a comer con la gente de los diversos grupos.
Se hace difícil poner palabras a lo vivido. Cómo transmitir lo sentido en un entorno natural privilegiado, en una suerte de casa y en un mar de sonrisas. La vida y fe y de cada cual sirvió como hilo en una trenza multicolor que dio cabida tanto a los temas más formales de la comunidad (avisos, nuevas iniciativas, economía…), como a todo aquello más trascendental, que sale de dentro gracias al espíritu que sopla con fuerza y es básico en nuestro día a día más mundano.
Al final, tras un incesante intercambio de vida y experiencias, decidimos terminar con una eucaristía. Dicen algunos aquello de “que lo urgente no impida lo importante” y fue entonces cuando todo quedó hilado. Una eucaristía participativa, en que todos nos implicamos de una manera natural, original y movida. Una eucaristía que cobró especial sentido al ser, además, Pentecostés.
El fin de semana, en resumen, una gozada. Disfrutar de la gente, compartir la vivencia personal y convivir, que al fin y al cabo es lo que más acerca a las personas pese a las distancias que a veces nos empeñamos en imponernos, aún cuando estamos muy cerca.
Mikel Mendezona cvx, el “secre” de CVX en Bilbao
1 comentarios:
Que gran testimonio, es una de las comunidades CVX a quien he tenido la suerte de conocer, y de gran compromiso social. Que bueno que haya mucha vida por ahí. Un abrazo a todos,
EDU
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