La geografía de la religión
A priori parece evidente que las religiones están vinculadas al espacio geográfico que es da su impronta: montañas y ríos sagrados, iglesias, templos, mezquitas… Pero según afirma el Atlas de Le Monde “las religiones no son estáticas, evolucionan, conquistan territorios, se desplazan”. Hoy en día la división del planeta en grandes áreas religiosas tiene cada vez menos sentido. Las migraciones, el mestizaje y el crecimiento de las grandes ciudades “han removido a la población y quebrantado las sociedades tradicionales, las referencias comienzan a erosionarse”.
Este hecho, además, hace aún más difícil el análisis estadístico de las creencias ya que “la religiosidad no puede resumirse sólo en elementos visibles, la experiencia interior de los individuos, su búsqueda espiritual es difícil de traducir a la cartografía”. ¿Un bautizado es necesariamente un católico? ¿Puede considerarse a un agnóstico dentro de la categoría de ‘sin religión’ de la misma manera que a un ateo? Desde estas dudas, Le Monde aborda el dibujo de la geografía invisible en la que se reparten las formas en las que los humanos entendemos a la divinidad.
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