Con este pan y este vino,
os ofrecemos, Señor,
sobre el altar de la Tierra entera,
El trabajo, la pena y el gozo del Mundo.
Colocamos encima nuestra patena, Dios nuestro,
la cosecha de todos los esfuerzos
que el hombre hace en el mundo.
Derramamos dentro el cáliz
el fruto del esfuerzo de todos
quienes nos rodean y nos soportan,
quienes vienen y se van,
aquellos quién, en la verdad o en la duda,
en la oficina, el laboratorio o a la fábrica,
creen en el progreso de las Cosas
y hoy perseguirán apasionadamente la luz,
la luz de vuestro Reino.
Haz, Señor, que los cristianos
aprendamos a luchar,
para que podamos presentaros
la ofrenda de vuestra Creación.
Teilhard de Chardin
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